Hace dos días, el Asesor de Seguridad Nacional llamó la Corte Penal Internacional (CPI) “muerta.” "No cooperaremos con la CPI", dijo John Bolton, antes de añadir, “a todos los efectos, la CPI ya está muerta para nosotros".
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Para entender la perspectiva de Señor Bolton y otros norteamericanos que están contra organizaciones internacionales, deben reconocer que existe un temor que un gobierno internacional. Esta concepción es una secuela de la Guerra Fría que persiste hasta hoy, cuando la Unión Soviética procuro inspirar una revolución obrera mundial. El ex-líder mayoritario republicano en la cámara de representantes categorizó a la Corte Penal Internacional una “combinación dudosa de todas las peores ideas para un gobierno mundial.” Otro apasionado oponente de las organizaciones internacionales declaró que los internacionalistas “proponen usar a las Naciones Unidas para cambiar las leyes domesticas e incluso el gobierno federal para establecer un gobierno mundial en base a principios socialistas. Esto daría control absoluto a su gobierno mundial sobre los negocios, las industrias, los precios, los salarios, y cada detalle de la vida social y económica en los Estados Unidos.”
Del punto de vista de estas personas, las leyes de los EEUU están suficientes para juzgar nuestros ciudadanos o tropas que violan la ley. Y hay una preocupación de muchos líderes en los EEUU (de los dos partidos políticos) que nuestros oponentes pueden utilizar la CPI como una herramienta política contra nuestra país y contra nuestros soldados.
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